La revolución inglesa

La Revolución Inglesa es el período de la historia del Reino Unido que abarca desde 1642 hasta 1689. Se extiende desde finales del reinado de Carlos I de Inglaterra, pasando por la República y el Protectorado de Oliver Cromwell y finaliza con la Revolución Gloriosa, que destituye a Jacobo II.
Carlos I fue un monarca absolutista, de ahí las tensas relaciones con el Parlamento. Durante su reinado se suceden dos guerras civiles; la primera (1642-1645) enfrenta al rey con el Parlamento, el poder acaba en manos del segundo, de ahí que el rey modere su política absolutista. La segunda guerra civil (1648-1649) enfrenta al rey nuevamente con el Parlamento, con Oliver Cromwell a la cabeza. El rey acaba encarcelado y juzgado por traición. Posteriormente fue decapitado y, debido a esta situación, se proclamó la primera y única república en la historia de Inglaterra. La tercera guerra civil (1649-1651) enfrenta a Cromwell y las fuerzas que apoyaban al sucesor de Carlos I El denominado Protectorado de Cromwell (1653-1660) convirtió a la República en una dictadura militar. El poder estaba en manos del ejército y de la Cámara de los Comunes. En este tiempo, las leyes más importantes fueron las Actas de Navegación. Cromwell, además de lograr paz y estabilidad, fue tolerante con los grupos católicos. Los éxitos del ejército y en política supusieron un gran prestigio en el extranjero. A su muerte, la república se hundió. Con el reinado de Carlos II (1660-1685) y de Jacobo II (1685-1688) se restablece la monarquía. Los opositores de Jacobo invitan a Guillermo de Orange (posteriormente Rey de Inglaterra) a hacerse con el trono inglés, desencadenándose así la Revolución Gloriosa (1688-1689) Guillermo controló el gobierno, y en febrero de 1689 le ofrecieron a él y a María II de Inglaterra la corona, con la condición de que aceptaran la Declaración de Derechos. La Revolución Gloriosa tuvo éxito, el Parlamento era soberano e Inglaterra próspera. Lo importante de esta revolución es el avance político. El continente europeo seguía siendo absolutista y los británicos tenían una monarquía parlamentaria consolidada. Esto también sembró la base política para que posteriormente se desarrollase la Revolución Industrial.

Carmen Rapado García